Hoy no te vi.
El sol de las cinco se refleja en esos pétalos rosas que vencen el otoño e iluminan la ciudad, y, entonces, tu amarga ausencia me golpea en la cara. Me aturde. Y lo disfruta.
No estás, no estamos, y la belleza lastima.
El sol de las cinco y los pétalos rosas están tan hermosos y no los estás viendo.
Y no me estás viendo.
Te tengo, creo, una pasión, escondida muy dentro de mí.
jueves, 29 de mayo de 2008
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