jueves, 29 de mayo de 2008

Él

Sus ojos fijos en mí, sus oídos atentos a mis palabras, su pasión cuando hablamos del amor, su historia de papás como los míos, hermanos como los míos, caídas, golpes y moretones como los míos, su fe en el amor, su pregunta ‘eres buena o eres mala’, su carita dulce al decir lo que busca en una mujer, sus ojos brillando al hablar de una compañera de la vida, sus acercamientos tímidos a mi cara, su manera de insinuarme que la pasa bien conmigo, su mano en mi mano, sus ganas de que viajemos juntos, sus planes de que nos veamos más seguido, su risita al saberme ‘alegre’, su confesión de romances breves, haber pagado la cuenta, su caminar rozándome la mano hasta decidirse por un abrazo, hasta que yo tome el bus de vuelta a casa, su beso de despedida, su mano diciendo ‘hasta pronto’, su mirada clavada en la mía mientras parto.

Todo eso hace que tres horas después yo no pueda dormir pensando en él.

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