La cara es donde estamos nosotros. Besamos, comemos, respiramos y hablamos a través de ella. Es por donde miramos, escuchamos y olemos. Es lo que pensamos que de nosotros queda definitiva y finalmente expuesto a los demás. Es la parte que escondemos cuando estamos avergonzados y el trocito que creemos perder cuando estamos en desgracia. Es por donde diluvia cuando nos decepcionamos y donde truena cuando encontramos la alegría y la esperanza. Es la que se ilumina cuando vemos a aquel ser tan profundamente amado, y se apaga cuando nos separamos de él.
Es la delatora de nuestros sentimientos, pues en ella se encuentran, no sólo las ventanas, sino las puertas y salidas de emergencia del alma.
Es también la disfrazada por máscaras y caretas, las cuales llegan a ser millones, variando según la ocasión, y sin embargo, queda igual.
Es universal, todo el mundo tiene una. Es gratuita y famosa, representada de mil y un maneras, y sin embargo, cada una es única, no existe una igual.
La mía es mía, la tuya, tuya, de nadie más.
sábado, 19 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario